Acabar la carrera de magisterio y emprender la marcha. Eso fue lo que hizo Joan, al que le ofrecieron tareas de dirección en la Escuela del F.C.Barcelona en El Cairo, Egipto, en el año 2008, cuando se empezaban a notar los inicios de esta crisis. Él interpretó tal oferta como una gran oportunidad profesional y, sin dominar el inglés, se lanzó “a la aventura en solitario”.

Cuando aterrizó en la capital egipcia, sintió la sensación de haber retrocedido cuarenta años en cuanto a las diferencias sociales, aunque las familias con las que trataba tenían posibilidades económicas. En 2009, aún vinculado al F.C.B, se trasladó a Dubai, Emiratos Árabes Unidos, para coordinar la segunda escuela de fútbol de la región. Ahí se encontró con su hermano, que dirigía la primera, y descubrió lo que él califica de “esclavos modernos”: indios, pakistanís y bengalís que trabajan de sol a sol en la Arabia más rica.

Volvió hace tres años porque “si me hubiera quedado, no habría sido feliz, pues ni las condiciones ni el entorno me eran favorables al final”. En su caso, el riesgo fue volver a España en busca de un futuro prometedor. Y la razón de peso para su regreso fue Cristina, su actual pareja, con la que mantuvo una relación a distancia previa a su retorno. “Dudaba de si era más responsable venir junto a ella o, si me ofrecían mejores prestaciones, llevármela para allá”. Finalmente, la balanza se decantó por el coming home, pero no descartan emigrar al extranjero si surge la ocasión.