Daniel Moreno y su pareja aterrizaron en el aeropuerto de Melbourne sólo con algo menos de 2.000 $ en la tarjeta de crédito, una maleta en cada mano y sin saber ni cómo se las arreglarían para llegar al centro de la ciudad. “Como vas a pagar un taxi cuando no sabes ni si vas a tener suficiente para poder comer”. La situación que se le presentaba ante sus ojos no parecía las más deseada: nuevo país, gente desconocida y un nivel de inglés que a duras penas les bastaba para defenderse.

Aunque el precedente que les forzó a coger ese vuelo justificaba completamente el reto venidero. Él, colombiano de origen, se había quedado en el paro tras trabajar cuatro años como enfermero en el Hospital de Terrassa. Con nada a perder y mucho por ganar, decidió abandonar Barcelona y abrir una nueva etapa. Lo único que tenía claro era que lo primero que debía hacer era apuntarse a una academia de idiomas. Y a partir de ahí, buscarse la vida para subsistir. En el sentido más literal de la expresión.

Hoy, año y medio después, esboza una sonrisa en su rostro cuando le pedimos que nos cuente los detalles de su aventura. Hace pocos meses se casó en suelo australiano con la que hoy ya es su mujer. Ambos tienen trabajo, pagan un alquiler y solo echan de menos de Catalunya sus maravillosos paisajes. Daniel todavía recuerda como si fuera ayer sus primeras clases de inglés en Melbourne, en las que todas las conversaciones que se establecían entre emigrantes partían de la misma frase: “I’m looking for a job”.